Perrín, es muy importante lo que señalas.
En Chile, las universidades que educan a los quintiles más pobres reciben apenas el 8% de la torta destinada a la educación. Además, el modelo económico privilegia a las universidades privadas por sobre las estatales.
Sin embargo, quiero señalar dos cosas:
1. ¿Es función del estado establecer políticas particulares de educación?
Creo que no. El gobierno se debe preocupar de macropolíticas, como por ejemplo la educación gratuita y de calidad, riesgo psicosocial, modelo educativo a nivel país...
El problema es que hoy se le pide al gobierno que intervenga desde sacar a un director de colegio, hasta el cambio de la llave del baño.
2. ¿Flojos culiaos?
Siempre he pensado que el que quiere salir adelante y no tiene medios, lo logra con esfuerzo... Yo siendo muy pobre, me saqué la chucha estudiando y tuve becas de todo tipo. Con suerte, el 1% de estos woncitos que andan protestando (ojo, que igual los apoyo), deben estudiar en su tiempo libre para minimizar el impacto del paro.
El tema no es de partido político ni de años de gobierno.
Yo antes era de izquierda, por lo tanto simpatizaba con la concertación. Pero siempre que manifestaba alguna opinión adversa al partido, los de izquierda me acusaban de “facho” y los de derecha me decían anarquista.
Hoy en día ser de Izquierda es aceptar la mochila del pasado, recordando como perro envenenado las atrocidades militares. Mientras que ser de Derecha significa hoy por hoy, estar siempre en deuda por los crímenes impunes. ¿Alguien le cree a Lavín o Piñera que no sabían nada acerca de los genocidios y lucros de Pinochet?...
El problema educativo y muchos otros, tienen poca o nula relación con la esencia de los partidos políticos y los años que estos han estado en el poder. Todos buscan los mismos ideales de país, y si bien tienen diferencias irreconciliables en ideales humanos y creencias, estas poco y nada tienen que ver con las acciones a tomar.
La culpa no está en 20 años de gobierno o una votación favorable a la derecha, el problema es que el modelo económico capitalista es cruel, inhumano y alienante. Además, es un modelo pobremente copiado de Europa y renovado en gringolandia, pero que de ninguna forma acoge la demanda y necesidad local e identitaria de Chile.
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