CHICA UNDER: María José, una escultura viviente

Nombre= María José
Edad= mayor de 21, legalmente
Costo= 6 arturos
Ubicación= Metro Baquedano (el encuentro)
Lugar= Mi Motel Favorito
Horario= 20:00
Fono=9 5078 4450

Notas servicio:

Nivel de Empotamiento= Peligrosa
Estatura= 1,65-1,70 más de la media nacional, no pasa inadvertida
Contextura= 7,0 delgada, piel blanquita
Cara= 6,5 Linda, picarona
Trato= Afable, educada, simpatiquísima
Besos= 6,5 buenos, apasionados, profundos
Tetas= 6,5 grandes, naturalmente hermosas, de adolescente
Trasero= 7,0 Redondo, firme
Pussy= 7,0 Impecable, cero olor, delicadamente recortada, rica
Oral= 6,5 s/condón según higiene, muy bueno, hace americana por adicional
Movimientos pélvicos= 7 excelente, unas caderas mortales
Calidad de sonido= 6,0 gemidos suaves, nada exagerados pero motivadores
Anal= N/A
Atención= 7,0 dedicada y atenta de su cita
Promedio= APROBADA, LEJOS...

Comentarios aparte:



Intruseando en el foro, atestado de pega y con más frío que bañista en Magallanes, se me cruzó el nombre de esta lolita y no me parecía recordarlo. Reviso su book y algo me sonó interesante... no sabría expresar qué fue pero anoto rápidamente sus datos "para más rato".


En un break, registro su fono en mi celular y le escribo. Sin mediar muchos minutos recibo respuesta e iniciamos "conversa de negocios". Aclarados varios puntos, en un arrojo de locura (y ciego) le sugiero nos juntemos al final de la tarde en metro Baquedano.


Dada mi descripción ("Brad Pitt es una alpargata a mi lado"), llego quince minutos antes a la cita y me dispongo a esperar cuando a los cinco minutos se me acerca una muchacha muy joven, bella, delgada, vestida "casual", la que me llama la atención su garbo, su porte, pero no denota "en lo que andaba".


Beso en la mejilla y le digo: "entremos al metro hasta tal estación. Cerca de ella queda mi rincón favorito". Pago su ingreso y el mío, breve recorrido, llegamos al hotel y pido "catacumbas del castillo". Nos llevan por un largo y tenuemente iluminado pasillo hacia las escaleras que nos llevan al subterráneo. Ingresamos a la habitación, pago la reserva que por internet había confirmado, se cierra la puerta y la observo detenidamente: es hermosa, una cabellera oscura que alcanza sus hombros, suave perfume, se acerca y nos brindamos aquel primer beso... "la culpa fue del primer beso..." versaba un hispano setentero. Le abrazo. Un beso apretado, profundo. Mi emoción se hace notar.


La libero y le digo que pasaré a la ducha. Coloco mi pendrive en el equipo de música de la habitación, dejo sonando música suave, agradable e inicio mi ducha dedicando prolijamente atención a mi intimidad. Cuando salgo es María José quien se dirige a ducharse y, en el cruce de caminos, me brinda un nuevo beso ("esto se viene bueno", fue mi pensamiento).


Me tiendo en la cama a esperar cuando a los minutos sale ella, la amazona, una escultural Chica Under, cubierta sólo por una coqueta lencería en color azul que hacía resaltar su alba piel y su voluptuosidad hermosamente natural. Se acerca lentamente, provocadora, sin quitar su mirada de mis ojos, cual pantera acechando a su presa, acerca su cara a la mía y volvemos a besarnos pero, esta vez, fue un beso sutil, suave, roce de labios, provocadoramente excitante.


Le abrazo provocando su caída hacia la cama haciéndola pasar por sobre mí quedando en aquel rodar bajo mi cuerpo. Nuestros labios tenían imán y mis manos hambre, hambre de recorrer aquella juvenil piel y delicadas formas.


Los besos se fueron intensificando mientras mis ávidas manos recorrían su piel, aún por sobre aquella hermosa y minúscula vestimenta. Nuestras lenguas iniciaron el juego del desenfreno y la pasión. Mis manos liberaron el broche de su brassiere dejando expuestas contra mi pecho aquellas hermosas boobies, cuyos pezones se erectaron al contacto con mi piel. Sin liberar aquella carmínea boca de mi beso mi mano descendió por su espalda provocando un suave escalofrío que la hizo apretarse aún más contra mí e iniciando el descenso de su última prenda por aquellas torneadas y extensas piernas.


Ya ambos desnudos, beso sus mejillas, su cuello y alcanzo uno de sus pechos atrapando entre mis labios su ya sensible pezón. Recorro con mi lengua su areola y el contorno de aquel maravilloso monumento hasta volver a besar su pezón. Su mano se aferra a mi ya firme verga iniciando un suave movimiento masturbatorio. Beso su otro pecho tan delicada pero apasionadamente como me fue posible mientras sentía aquella cálida extremidad recorriendo tanto mi verga como mis gónadas, se dio el lujo de recorrer mi perineo, mis nalgas y volver al falo nuevamente.


Comienzo a descender por su vientre hasta llegar a aquella oculta flor e inicio un recorrido desde el interior de sus muslos hacia el centro de la entrada de su vagina, la cual percibí cálida y húmeda, con unos labios menores abiertos y receptivos a mi juguetona lengua.


Inicio con besos profundos en aquellos suaves labios e introduciendo mi lengua en su manantial de vida provocando suspiros de placer y que sus manos jugasen con mi cabello mientras me afanaba en aquella maravillosa libación de su placer. Tanto esmero tuvo, finalmente, recompensa cuando luego de varios minutos dedicado a besar y lamer su intimidad (y ocasionalmente alcanzando su * sin ningún inconveniente) dedico atención a aquel pistilo de gloria de su flor provocando casi en segundos un espasmo que le hizo contraer sus piernas aprisionando mi cara pero no impidiendo que continuara azotando con mi lengua su ya sensible clítoris.


Cuando finalizó su descarga de placer tomó mi cara con sus manos, me llevó a la suya, me besó, diría que "agradecida", y ahora ella descendió por mi abultado vientre en dirección a mi minion y se dispuso a jugar con él.


Primero lo acarició completamente, luego deslizó la piel exponiendo mi desvergonzado glande, le dio un piquito y luego, literalmente, lo engulló. Su mano acariciaba y jugaba con mi escroto y su contenido mientras María José engullía y deslizaba su boca por todo mi falo. Sus dedos acariciaban mi perineo, mi vientre, mis testículos, mientras su lengua jugaba en el interior de su boca con mi capturado glande provocando se acercara peligrosamente mi punto cúlmine.


Conociéndome, le pedí se detuviera. Me miró, me volvió a besar mientras sus manos enfundaban a mi amigo y, sin despegar sus labios de los míos, guió mi órgano hacia su entrada e inició una suave y controlada entrada hasta que me hubo "abducido" al niño. Una vez sintió estaba todo dentro de ella, sin dejar de besarnos, inició un suave movimiento de caderas ascendente y descendente provocando casi saliera mi verga de su vagina y vuelta a engullirlo. Luego de unos cuantos movimientos similares, termina el beso, se yergue e inicia un movimiento mortal de sus caderas hacia adelante y hacia atrás, con tal frenesí e impetuosidad que aquel movimiento humedecía de sus jugos mi bajo vientre hasta que, en un minuto o dos, lisa y llanamente no pude pensar más imbecilidades y me entregué al placer que me provocaba explotando en un big-bang intenso y profundo, aferrando con mis manos sus blancas nalgas contra mis caderas queriendo entrar un centímetro más en ella.


Ya extasiado y ella agotada, se recuesta sobre mi pecho sin separarnos aún, ella sintiendo mi acelerado palpitar y yo su cálido y fabuloso pecho. Le abrazo en un arrojo de ternura y acaricio sus cabellos, retozando un instante hasta regularizar nuestros naturales ritmos.


Sin dejar de abrazarla se recuesta a mi lado, observo sus profundos ojos, le beso una vez más mientras acaricio aquella formidable y escultural mujer desde sus cabellos hasta sus nalgas. Conversamos un poco conociéndonos algo de nuestras vidas y haciendo comentarios triviales respecto de la música que aún sonaba.


Le beso una vez más, confirmo que faltaban pocos minutos para completar la hora y se lo informo, por lo que me deslizo de su grato calor y me dirijo a la ducha nuevamente. Regreso a la habitación a vestirme mientras Dulce María José se ducha. Vuelve a asomar la escultural joven casual, su cabello ahora tomado en una coleta, le abrazo una vez más, nos volvemos a besar y le doy un sincero "Gracias", por su tiempo, por su dedicación y por permitir que un vejestorio como yo admire y disfrute de su escultural hermosura.


Sencillamente una escultura viviente.


(Disculpen si aquí no se colocan experiencias. Uso versión móvil y no encontré dónde colocarla)