El miércoles fui a ver a mi amada María Paz, la musa a quien quiero, amiga y confidente.
Llegué muy estressado, porque he tenido tiempos complicados. Lo divertido es que sabía que era una gran masajista, pero nunca la he dejado trabajar mucho... Es que es tan rica mi negra.
Pero esta vez, me puse boca abajo obedientemente en el divan, y disfruté un masaje intenso, profundo, relajante, quedé como nuevo.
El sensitivo excelente... Qué mejor que pasar un grato momento de placer con una mujer que quieres. La mejor del circuito es María Paz, nada que decir.
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