Les contaré una historia.
En un experimento inescrupuloso, de aquellos que solo en nombre de la ciencia pueden ser cometidos (soy del Greenpeace, ¡y qué!), tomaron a un ejemplar de un pez de cardumen. Le sacaran el cerebro, pero por fuera quedó tal cual.
Una vez devuelto al cardumen, muchos peces le siguieron. Con esto se demostró que no necesariamente un líder positivo o sobre-calificado es el que puede tomar el control. También lo puede hacer el falto de conciencia y dictador no pensante, como es el caso de los gobiernos capitalistas.
Este ejemplo para mí resume todo lo que quiero decir de manera universal. Prefiero pecar de soberbio y tomar posición en alguna trinchera o carro alegórico, antes que ver con los ojos ajenos de la prensa, antes que ver riqueza y buenaventura en un mall o casino… Prefiero escuchar a ese segmento de la hinchada chilena en Argentina que duerme en plazas y come una media luna, que al que se queda en un Ritz o MH y se endeudó hasta la médula.
Prefiero observar al joven estudiante con zapatillas Nike y IPhone protestando contra lo que le parece injusto (sea o no sea con razón), que ver al muchacho citadino medio pelo disfrutando un McDonalds y mirando la última suela de Goretex de las Adidas Revival.
El endeudado paga… Pero no para mantener al sistema económico, sino que como única posibilidad de disfrutar un poco más la vida, aunque para ello deba hipotecar el techo y echarle aire al pan durante un año.
No hace falta abandonar el teclado… Es más inteligente tomarlo como espada y herramienta de trabajo, más que como un disfraz que me permita decir y agredir como yo quiera, de manera impune.
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