Lamentablemente, los delincuentes se arrancan de los pacos, saben que tienen que llevar cloruro, saben que deben llevar pañuelo, están entrenados para escapar.

Como su nombre lo dice, son armas disuasivas... Por lo tanto, no permiten capturar al pato malo, sino que las armas disuasivas solo generan caos y temor y huida. Con caos y temor, el delincuente es más feliz, pues puede cometer más fechorías sin ser descubierto.