Estimado don Trinitario:
Admiro su honestidad en el tema que plantea, sin embargo, creo que usted lo expone a sabiendas que ". . . no todo lo que brilla es oro . . .", con la vaga esperanza que alguna señorita diga lo que usted quiere escuchar para quizás quedar feliz con la última "actuación" experimentada.
Pero no nos echemos tierra a los ojos. Sabemos que muchas de las experiencias sociales en que participa el dinero son desvirtuadas por él y llegan a confundirnos (sin descartar que haya manifestaciones sinceras). Por ejemplo ¿cómo distinguir si la buena atención de un vendedor de tienda es por su vocación de servicio o sólo porque nos ve como una comisión? ¿Cómo saber si la sonrisa y simpatía de una mesera es por el compromiso con su empresa o porque nos ven como una buena propina? O en el caso de nuestras amigas kfetinas ¿ha visto alguna vez una sonriente atención para un cliente tacaño? Tal vez sí, pero son muy escasas.
En resumen, don Trinitario: este tipo de relaciones sociales son un verdadero juego en el que cada cual se convence a su manera y se imagina lo que más le convenga. Por eso mismo, no hurguemos en lo que ya sabemos y sigamos creyendo que la buena atención del vendedor es por vocación y la de la mesera o kfetina es por nuestro sex appeal y que nuestras compañeras ocasionales de lecho recuerdan ese gran e intenso orgasmo que le produjimos.
Como corolario, siga sus aventuras y créase el cuento como todos, que nuestras amigas sufren por nuestra ausencia, están enamoradas de nosostros y nadie más que nosostros las hemos hecho gozar con intensos momentos.
Un abrazo.
P.S.: Discrepo con usted en cuanto a que si algo nos resulta desagradable "no lo haríamos" ya que muchas de las cosas que hacemos no son a plenitud de satisfacción pero igual las tenemos que hacer. En especial si hay necesidad de dinero de por medio, como por ejemplo tener que aguantar un jefe insoportable o tener que madrugar o trasnochar para cumplir un horario maldito.
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