A todos y cada uno de nosotros no ha tocado estar con una mina celosa, ya sea en mayor o menor grado. Y de la misma forma, todas las mujeres tienen un grado de celos.

Es por esto que buscando en la web, encontre este pequeño catalogo y saber con cual de todas ellas estamos compartiendo nuestro dormitorio y que las mujeres sepan distinguirse.


La Taimada
Es la floja emocional. No trata de aparentar que los celos no le importan porque no reflexiona sobre aquello ni elabora una estrategia. Ella se taima no más y se siente de lo más justificada en su enojo. Cualquier cosa que insinúe que ella no es la número uno en la mente de su pareja será causal de puchero: que él encuentre rica una mina en la tele o que le cuente a su mejor amiga cosas que a ella no. Como no tiene recursos, su única arma es negarle el sexo al susodicho.


La Digna
Es la celosa menos celosa. Tal vez los celos le cosquilleen internamente, pero ya aprendió que hacer mañitas no le sirve de nada, así que se queda tranquilita y no se ensucia las manos brujeando. Ha tenido que reflexionar antes de llegar a este estado. La Digna es el espécimen más deseable y agradable de las celosas, y por esta razón, casi todas las mujeres se candidatean como tales. ¿Cómo comprobarlo? Con el tiempo.

La Bruja
Es lo que toda Taimada realmente quiere ser. La Bruja se consigue como pareja un hombre fácil de someter y se encarga de que el babosito entienda, con directas e indirectas, que al menor esbozo de portarse mal recibirá castigo. Por la misma razón la Bruja no necesita ensuciarse mucho las manos: una levantada de ceja o una patadita debajo de la mesa y estamos. El orden ha vuelto al feudo.

La Falsa Relajada
Se jura la más light, dice que le da lo mismo si su pareja sale a bailar con su ex y pasa preguntándole si encuentra rica a tal o cual muchacha. Vende una pose de relajo, que después usa como excusa para sacar celos de vuelta (cosa que una Digna jamás haría). Y ahí es donde una Falsa Relajada queda en evidencia. Habla y habla de su apertura de mente, pero está constantemente picaneando al compadre para ver qué tan importante es para él.

La omnipresente
Es la celosa cargosa, la que está constantemente interrogando al pololo o marido para saber qué hizo, dónde y con quién salió, si pensó en ella, si la echó de menos y otras leseras. Si pudiera estar día y noche con él, los siete días de la semana, lo haría. Tiene tan inculcado que si se distrae o pestañea le pondrán el gorro, que para ella más vigilancia siempre es mejor. Desde luego, su propia vida y sus intereses personales están en último plano

La Mafiosa
Una mina sumamente inteligente y además paranoica. Una mezcla peligrosa, ¿no? Calladita, deja que el incauto actúe; nada de malas caras o restricciones. Pero al mismo tiempo, ella está moviendo sus redes, investigando celulares, Facebook y salidas. Puede contratar un detective privado sin arrugarse. Y cuando junta las pruebas suficientes, se viene la vendetta y, uf, no me gustaría estar en los zapatos de quien gorrea a una Mafiosa.

La Competitiva
Su estrategia para que no se la coman los celos es ser siempre la más rica, la mejor polola, el alma de la fiesta. Entonces, su macho no tiene opción de mirar para el lado; y si lo hace, deberá volver rapidito a su lado para espantar a los jotes. No da espacio para sacarle celos de vuelta y como además es la mejor candidata, habría que ser muy tonto para tarreársela. O al menos eso piensa ella.


La Sicópata
Al principio ella es un peluche, una dulzura; de hecho, la primera señal rara es su estado de ánimo meloso e inalterable. A medida que progresa la relación y su cabecita comienza a ver peligro en todas partes, de la ternura evolucionará hacia una borderiine, capaz de ejercer violencia y al minuto siguiente ser un caramelito. Si ella cree que la situación lo amerita, la veremos destrozar autos, hacer escándalos en fiestas, chillar al teléfono, amenazar con atentar contra su vida, contra la del pololo, etcétera.




¿Te sonó conocido alguno de estos especímenes?