Era el último dÃÂ*a de trabajo de Juan el Cartero después de 35 años de llevar la
correspondencia al mismo barrio.

Cuando llego a la primer casa de su ruta fue recibido por la familia entera quienes
lo rodearon y con aplausos lo felicitaron y le dieron un regalo. En la segunda casa
le regalaron una caja de cigarros finos.

En la tercer casa fue recibido en la puerta por una hermosa mujer que vestÃÂ*a un revelador
negligé. Ella lo tomó de la mano y lo llevó hacia adentro, hasta la recámara donde le hizo
el amor desenfrenadamente.
Cuando él tuvo suficiente, bajaron las escaleras y fueron a la cocina, donde ella le
preparó un gran desayuno: Huevos con tocino, pan tostado, hot cakes, leche y jugo
de naranja. Luego le puso una taza de café caliente. Cuando tomó la taza de café,
se dio cuenta de que abajo habÃÂ*a un billete de un dólar.

"No tengo palabras para describir lo maravilloso que ha sido esto," dijo el cartero,
"pero ¿para qué es el dólar?"

"Bueno," dijo ella, "anoche le platique a mi esposo que hoy seria tu último dÃÂ*a y que
deberÃÂ*amos hacer algo especial por ti. Le pregunte que podrÃÂ*a darte, y él dijo:
'¡A joder con él y dale un pinche dólar!'... y bueno, ¡el desayuno fue idea mÃÂ*a!"