Poniendo la Longaniza

[CHONDO]

Uffffffffff… Con tanto calor, la imagen de una coca cola con tres cubos de hielo servida por una dama en prendas menores, es un pequeño oasis santiaguino.

Pero bien sabemos que casi siempre es una bebida desvanecida, tibia y en un vaso de dudosa pulcritud… Muchas veces ofrecido por una cafetina con poco y nada para mostrar, lo que le otorga al boliche la condición de Oasis de horror en un desierto de aburrimiento, (Charles Baudelaire).

Sin embargo, una secretaria que caminaba unos pasos delante mío, exhibiendo sus piernas tonificadas, morenas y tan largas que cortaban el paisaje en dos; provocaron tal erección en mi falo, que entré al primer sucucho que encontré.

Mujeres de Lujo… Así dice una pegatina puesta con poco esmero en el vidrio polarizado… Abro la puerta que se encuentra en un precario equilibrio… Varias niñas se pasean a otra velocidad, más lento que lo normal… Revelando un ánimo aletargado, propio de la hora y de la poca “pega”.

Observo las bebidas de 3 litros arriba del mesón, mal cerradas. Inmediatamente cambio mi opción a café expreso. Por el hombro me asalta una mano femenina, acompañada de una melena rubia, más abajo unos senos turgentes enfundados en una piel bronceada, siguiendo el descenso se asoman unas caderas juveniles y unas piernas contundentes y férreas. Sencillamente una mujer que despertó mi vigor. Le pido mi café.

Nos fundimos en un abrazo de lenguas, piernas, torsos, cabellos… Rápidamente fui conociendo más y más de aquel tesoro. Estuvimos un buen rato en esos arrebatos de cariño, y luego otro más conversando. Uffff cabros, memoricé cada milímetro de ese cuerpecito, aun sueño con esas exquisitas diferencias de color que se producen en partes privilegiadas de su cuerpo, sus carnosos pares de labios… Ufff… Resumiendo, a los diez segundos de atención, ya sentía como el líquido preseminal abandonaba mi cuerpo.

Ella estaba terminando su turno, y me dijo si la acompañaba al metro. Caminando hacia Alameda, a ella se le antojó un choripán. Como ya la sentía amiga, se lo compré.

Que saben de aguachar.