cuando uno se mete en el lado oscuro es casi inevitable ser un solitario. Con la heterogénea oferta de cachupinas en los locales kiltreros, uno entra y trata de asegurarse con la mejor, ir acompañado podría generar un conflicto de interés. Cuando los gustos son diversos, vale, uno puede ir acompañado, pero igual es complicado e incómodo que te vean tirando manos. Si se logra tener poco pudor, nos encontramos con otro pero. Si se te acabó la plata y el compañero se sobrecalentó y puede seguir pagando consumos, uno se queda en la barra, solo y mirando como el partner hace lo que hace.
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