Lo más seguro es que los dueños del IKA ya despidieron a la señorita,
seguramente aduciendo que no pueden estar espantando a la clientela.
Solo queda esperar que no se diera un golpe fuerte en la cabeza y como
bien acotó Morlacco, que alguno atinara a ponerle un pañuelo en la boca
para que no se lascara la lengua.
saludos
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