waja, ja ...era este a continuación
Carlitos...
Quizas esta sea la historia de muchos niños chilenos, quizas hemos visto en la tele, algún reportaje u otros cientos de casos como el que les voy a contar, ensalsado por el morbo y mediatez de estos medios.
"Carlitos un niño de 10 años, un chico como cualquier otro, juega todas las tardes a la pelota con sus amigos vecinos, pequeños mocosos del barrio también, y entre ellos mis hijos, pero Carlitos lleva el estigma de vivir el día a día, no va al colegio, pide monedas en la calle, tiene la marca del desamparo, la melancolía reflejada en sus ojos muestra el abandono diario que sufre. Su Padre ausente...y su Madre...tragada por el vicio del alcohol, por lo que se vende para calmar sus ancias...perdiéndose días enteros de su casa...así transcurre la vida de este niño, entre malos tratos y pelota, entre pasajes y noches de soledad.
Muchas veces lo invité a comer a mi casa, y le brillaban los ojitos sentado a la mesa entre mis hijos, disfrutando del pequeño lapso de estar acompañado...pero siempre volvía a la calle en busca de su Madre, perdida en alguna pocilga...
Transcurre el tiempo, y este niño, que cada vez lo vemos menos; se lanza al deambular diario, muchas veces lo vi con su camisa rasgado y la ropa sucia; cada vez mas lejana su sonrisa, pero ya no venía a jugar con los otros niños del barrio...pues la calle lo cambió.
Pasa el tiempo y Carlitos sólo queda en un rincón de mi memoria, a veces me preguntaba si no aporté lo suficiente para haberlo rescatado, haber hecho un sacrificio de amor por este niño perdido, pues él ya debe bordear los 15 años ahora.
Recuerdo una noche, volvía del trabajo eran como las 11 de la noche, me bajé del taxi y vi a la entrada del pasaje donde vivo, un gran tumulto, había también un furgón de la policía...con esa curiosidad innata me acerqué, y me di cuenta que era en la casa donde vivía Carlitos; que habra pasado?...pensaba para mis adentros...me acerco mas y veo en el umbral de la puerta a la Madre del Niño, llorando...no me sorprendí, pues estaba acostumbrado a sus espectáculos de gritos y llantos provocados por sus borracheras, pero esta vez era diferente, era mas bien como un lamento...largo y agudo...algo me estremeció por completo, y sentí el impulso irrefrenable de entrar a la casa de esta señora...allí vi a Carlitos después de tanto tiempo, allí estaba con su cara demacrada y su ropa añosa, allí estaba este niño que volvió a su casa, allí estaba suspendido de una viga, oscilante, frío... muerto...
FIN






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