Atardeciendo, Alicia frente al espejo… se mira reflexiva, quizás un poco triste…quién sabe… ella tiene la mesa preparada, con la cena lista para servir, sabe que está por llegar su amado, aquel con quién está casada hace ya mas de 10 años… aquel a quién entrego su flor, y sus besos de ingenuidad adolescente, con él que aprendió a amar… su único y primer amor.
Roberto llega a la 9 de la noche, como siempre le da un beso en la mejilla, suave y corto… y se sienta a la mesa, luego ella sirve la cena… y lo acompaña con una taza de té, con cariño le pregunta como le fue y con ternura intenta tomar la mano de él, la cual él corre lentamente… ella por cierto ya cenó, en compañía del hijo de ambos, Nicolás; que ya está durmiendo…
Nicolás es un mozuelo de 8 años, es la alegría y el alma de ella…realmente su razón de vida y el soporte del matrimonio, este que con el trascurso de los años ha caído en una neblina rutinaria, en el monótono quehacer del hogar…
Roberto desde ya hace un par de años, sólo se dedica al trabajo… pocas veces le dedica una palabra de amor a Alicia… casi nunca la lleva a pasear, como cuando eran adolescentes, a veces, o casi siempre se olvida de su cumpleaños o aniversario de matrimonio, fechas tan especiales para ella… Alicia vive cada día la bofetada de la indolencia… ve a su marido que sale bien temprano y llega muy tarde… y algunos fines de semana no llega… está compartiendo y distrayéndose con los amigos, le argumenta y le dice él… ella lo acepta, pues nunca ha llegado ebrio y jamás le ha levantado la mano, y abastece la casa, sin faltar… ella justificando con esto los años de indiferencia…
Alicia es una mujer hermosa, de pelo castaño y rizado, de robustas piernas y ojos grandes…desde pequeña inculcada y convencida del amor para siempre, de sueños románticos, de amaneceres abrazados…del sacrificio por la familia y los hijos…
Pero no es tonta, sabe desde muy adentro…que algo pasa, que escapa a su temple de mujer y simplicidad romántica, que puede manejar… tiene la certeza de escuchar claramente lo que su interior le comenta, en aquellas largas sesiones frente al espejo… en ese deambular diario buscando respuestas… pero algo la retiene, como cadena amarrada a su alma… no puede o no quiere aceptarlo… su convicción apagada por la contradicción de lo que cree o quiere creer…
Pasan varios días, tal vez meses… con la idea dando vueltas en la cabeza de Alicia, tanto tiempo pensando, tanto tiempo de incertidumbre… y se decide, por fin le llegó la ganas de salir y saber de aquello que le clava el pecho, cada vez que llega Roberto a cenar…

Sábado, como siempre Roberto dice que saldrá con sus amigos a distraerse y olvidar el trabajo y la rutina… ella lo mira lo despide con un beso… intenta besarle los labios, pero otra vez le da la mejilla…
Sabe que su marido toma siempre el Colectivo que pasa cada 10 minutos por la esquina cerca de su casa… y que lo dejará en el centro de la ciudad… y que no tiene mucho tiempo para seguirlo, por lo que ya ha llamado un taxi… justamente, pasa el colectivo y Alicia detrás en el taxi…
Deja a su hijo jugando y a cargo de una vecina amiga…
Luego llegando, ve que el colectivo se detiene, y ella le dice al conductor que siga y se detenga delante, pero no muy cerca; desde allí y oteando desde el parabrisas trasero del taxi, ella ve bajarse a Roberto, seguidamente ella hace lo mismo, dejando uno metros de distancia, camuflada entre la gente que pasa por el lugar, luego ve que su Roberto se detiene…
En ese mismo lugar, en la entrada a un Restaurante… ve como su vida se cae a pedazos, como las tripas se retuercen de angustia, y el corazón como bombo resuena en su cabeza… ve como su amado, aquel hombre que ella juró para siempre acompañar… saludaba y besaba efusivamente a otra mujer…y con la certeza de notar que eran besos de amor, besos de pasión, besos en los labios, aquellos que él le negaba hace tanto tiempo… luego apoyada en una pared, viendo aquella escena… lloraba, con el llanto aguantado…gemidos para adentro…después sólo caminó y caminó, hasta llegar a su casa y contemplar a su hijo jugando con otros niños del barrio…
Roberto no llegó hasta el domingo en la noche, ella estaba acostada con su retoño, por lo que él durmió solo… al otro día salió muy temprano al trabajo y llegó como siempre a las 9 de la noche…mirando asombrado los ojos hinchado y enrojecidos de Alicia, pero no le dijo nada… y ella le sirvió la cena como siempre…y tampoco le dijo nada.
FIN