Al respecto, voy a recoger parte de lo que dice el señor Obispo y me voy a preguntar lo siguiente ¿Por qué somos como somos? o ¿Por qué somos lo que somos? ¿Por qué parece que es perfectamente licito para esta mujer exponer sexualmente a sus hijos?
Ahora, voy a juntar valor y voy a ensayar algunas respuestas...
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito que en una economÃÂ*a de libre mercado, y ojo, con libertad de precios, un medicamento tenga exactamente el mismo valor en tres cadenas farmacéuticas distintas.
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito que un abogado extienda un juicio para asÃÂ* abultar las horas profesionales y de paso sus honorarios.
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito para un ladrón robar al que el cree tiene más.
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito para algunos usar influencias e información privilegiada para conseguir un buen contrato.
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito para algunos que la fiesta de compromiso de su primogénito cueste lo mismo que para otro cuesta la vida en una factura de hospital.
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito que la deuda de muchos se vea multiplicada en ganancia para unos pocos.
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito para algunos perseguir y torturar con el pretexto de estar actuando en pos del bienestar de la nación.
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito para algunos experimentar con animales “menores” para preservar y asegurar la supervivencia del “animal estrella”.
Será porque también es perfectamente lÃÂ*cito que algunos manejen ambiental y genéticamente un pollo, y con ello lo hagan engordar en menos de 7 dÃÂ*as pa’que yo me lo sirva asado el fin de semana.
Será porque también parece que es perfectamente lÃÂ*cito que una mujer ponga en venta su poto y que alguien este dispuesto a pagar por el y se lo sirva mientras sus hijos duermen en la habitación contigua.
Será porque es perfectamente lÃÂ*cito que usted y yo no estemos ni ahÃÂ* con la consecuencia y con tanta desigualdad.

En fin, si a menudo nuestras virtudes no son si no vicios disfrazados, yo no voy a condenar y tampoco justificar a esta mujer, pues viviendo a diario en una sociedad sinvergüenza y cÃÂ*nica, para nada deberÃÂ*a sorprenderme una “conducta inmoral” y menos las diatribas que persiguen condenarla.
El secreto de lo que somos y el secreto mismo de la prosperidad que hemos alcanzado en relación a otras especies animales, está sólo en que podemos esconder con astucia nuestros vicios. Ahora, si alguno se escapa, que la suerte acompañe al pobre desafortunado.