Padre, me confieso de haber pecado y no me arrepiento...me acuso de desearlo,
de querer sentir sus manos en mi piel,de querer tener su lengua en mi boca y
en todo mi cuerpo....que mis pezones se endurecen, cuando pienso en usted,
que mi sexo se humedece,al imaginarlo entre mis piernas..que cierro los ojos
y puedo casi sentir como me embiste..con fuerza,con descaro...sin culpa.
Ahora, deseo traspasar estas cortinas...sé que su sexo está duro y caliente,
con todo lo que le he dicho...me quitaré las bragas y sin que nadie me vea,
entraré al confesionario,con usted...le besaré apasionadamente en la boca..
..levantaré su sotana y me sentaré sobre usted...sola lo tomaré y haré lo
que he querido durante tanto tiempo...