Pilucho
01-14-11, 16:44
Ayer cansado de santiago centro, de insolación a la hora de almuerzo y el puto calor de la oficina, comprendí que efectivamente “si quieres que algo termine, antes debes hacerlo crecer” (tao-shilenizado). Entonces a velocidad de crucero, la máxima que se puede obtener en un día hábil de enero, …me dirigí rumbo a la calle donde se miran las flores, pago, entro y me entrego a las “fuerzas de la expansión y la contracción”
Primero derecho al Torito, con unos 60ª C. Ojo, no se trata de aguantar a lo macho ejerciendo resistencia, seguro que así no se aguanta ni un par de minutos, hay que dejarse llevar con paciencia, … después de 15 minuto salgo a encontrar una cascada de agua fría, una ducha de más de dos pulgadas que masajea mi espalda y expulsa los malos espíritus, … luego vuelo al turco; … luego vuelvo a la ducha; …. y así sucesivamente hasta que la “mala onda”, el calor y las contracciones habían desaparecido.
Luego, después de recuperar el espíritu, y con renovadas ganas voy en busca del café sin nombre, que si tiene nombre (para los que le conocen) y busque a la flaquita Andrea para “servirnos un par de bibias”. No tiene los mismos atributos que la “la perfida J.”, pero entrega una muy grata compañía…..
Lo malo: casi se me resbala la nutria bailando “chic to chic” junto a la niña, por lo que termino llorando de verguenza, aún cuando ella acogió sus lagrimas…
Después santiasco parecía una lejana postal.
Primero derecho al Torito, con unos 60ª C. Ojo, no se trata de aguantar a lo macho ejerciendo resistencia, seguro que así no se aguanta ni un par de minutos, hay que dejarse llevar con paciencia, … después de 15 minuto salgo a encontrar una cascada de agua fría, una ducha de más de dos pulgadas que masajea mi espalda y expulsa los malos espíritus, … luego vuelo al turco; … luego vuelvo a la ducha; …. y así sucesivamente hasta que la “mala onda”, el calor y las contracciones habían desaparecido.
Luego, después de recuperar el espíritu, y con renovadas ganas voy en busca del café sin nombre, que si tiene nombre (para los que le conocen) y busque a la flaquita Andrea para “servirnos un par de bibias”. No tiene los mismos atributos que la “la perfida J.”, pero entrega una muy grata compañía…..
Lo malo: casi se me resbala la nutria bailando “chic to chic” junto a la niña, por lo que termino llorando de verguenza, aún cuando ella acogió sus lagrimas…
Después santiasco parecía una lejana postal.