purplebroccoli5
10-19-23, 00:54
Estimados Logianos,
Les proporciono el reporte correspondiente a mi reunión con la encantadora Poly. Dadas las circunstancias, he decidido omitir la tabla de datos, ya que no resulta necesaria en su caso (si es obligatoria me dicen y la incluyo).
Hace algunas semanas, durante una conversación con Poly, surgió el anuncio de una rifa en la que, según sus palabras, valía la pena probar suerte. Siguiendo su recomendación, decidí darle una oportunidad a la suerte y comprar un número. Si bien había participado en otras rifas, nunca había tenido la fortuna de ganar. Pero esta vez, la vida decidió sonreírme.
¡Y vaya premio! no era cualquier chica, sino aquella que brinda una experiencia que supera con creces cualquier otra experiencia anterior. Tras ponernos de acuerdo en una fecha, que finalmente quedó programada para el pasado jueves debido a nuestros compromisos laborales, comencé a contar los días con ansias. Cada instante de espera antes de nuestro encuentro se convirtió en una expectante antesala de lo que prometía ser un momento inolvidable.
Nos encontramos en las inmediaciones de la estación del metro y, para trasladarnos a nuestro destino, optamos por un Uber. El viaje transcurrió sin contratiempos, y al llegar al hotel, nos recibieron con una cálida eficiencia. Pronto nos encontramos en la comodidad de nuestra habitación. Ambos disfrutamos de una reconfortante ducha. Mientras me preparaba, sabía que ella me aguardaba. Al salir, estaba ella en la cama con una deslumbrante lencería lila que realzaba su belleza. Su elección me cautivó por completo, y mi cabeza ya explotaba solo al verla.
Una vez cómodamente instalados en la cama, nuestros labios se encontraron en un beso apasionado que encendió la chispa del deseo. Nuestros cuerpos se entrelazaron en un juego de caricias que comenzó a explorar y a descubrir cada rincón muto. En ese íntimo instante, nos sumergimos en el deleite mutuo, entregándonos al placer que solo el uno al otro podía brindarnos.
Cuando nos encontrábamos en el cenit de nuestro éxtasis, fuimos abruptamente interrumpidos por La Palabra del Señor (gracias, YouTube). En ese instante, la necesidad de detenernos se hizo imperativa, y nuestras carcajadas se convirtieron en la banda sonora de un inesperado y cómico interludio en medio de nuestra pasión.
Después de ese breve impasse, me dispuse a brindarle mi total atención a la parte más íntima de su ser. Pasé varios minutos en los que me entregué a explorar y saborear esa delicada y apetitosa delicia, un manjar dulce y jugoso que se revelaba como un auténtico placer. En ese momento, sus gemidos hacían notar lo delicioso que es perderse entre sus piernas. Ella me instaba a adentrarme más profundamente en su ser con el dulce impulso de sus piernas.
El tiempo pasó volando, aunque jamás consultamos el reloj, la duración parecía haberse extendido más allá de lo previsto, y, sin embargo, la noción del tiempo se desvaneció en medio del éxtasis.
Tras alcanzar el clímax, nos arreglamos y nos retiramos juntos del lugar. Nuestras sonrisas eran brillantes. En resumen, Poly se erigía como la mejor recompensa que la suerte había depositado en mis manos. La necesidad de volver a sentir su presencia, de experimentar una vez más esa química, se hace imperativa. Una reunión juntos nuevamente, antes de que el mes llegue a su fin, se torna en un destino ineludible.
PD: Querida Poly, a ti te agradezco por ese maravilloso momento compartido que ha dejado un recuerdo imborrable. Suerte en tus proyectos.
https://media.giphy.com/media/v1.Y2lkPTc5MGI3NjExYndkbmRqcXp5N243ZTh2dWo3bWZ4aTF 5ZmNwNHdjOTQ0YTF6MTd3biZlcD12MV9pbnRlcm5hbF9naWZfY nlfaWQmY3Q9Zw/l0amJzVHIAfl7jMDos/giphy.gif
Les proporciono el reporte correspondiente a mi reunión con la encantadora Poly. Dadas las circunstancias, he decidido omitir la tabla de datos, ya que no resulta necesaria en su caso (si es obligatoria me dicen y la incluyo).
Hace algunas semanas, durante una conversación con Poly, surgió el anuncio de una rifa en la que, según sus palabras, valía la pena probar suerte. Siguiendo su recomendación, decidí darle una oportunidad a la suerte y comprar un número. Si bien había participado en otras rifas, nunca había tenido la fortuna de ganar. Pero esta vez, la vida decidió sonreírme.
¡Y vaya premio! no era cualquier chica, sino aquella que brinda una experiencia que supera con creces cualquier otra experiencia anterior. Tras ponernos de acuerdo en una fecha, que finalmente quedó programada para el pasado jueves debido a nuestros compromisos laborales, comencé a contar los días con ansias. Cada instante de espera antes de nuestro encuentro se convirtió en una expectante antesala de lo que prometía ser un momento inolvidable.
Nos encontramos en las inmediaciones de la estación del metro y, para trasladarnos a nuestro destino, optamos por un Uber. El viaje transcurrió sin contratiempos, y al llegar al hotel, nos recibieron con una cálida eficiencia. Pronto nos encontramos en la comodidad de nuestra habitación. Ambos disfrutamos de una reconfortante ducha. Mientras me preparaba, sabía que ella me aguardaba. Al salir, estaba ella en la cama con una deslumbrante lencería lila que realzaba su belleza. Su elección me cautivó por completo, y mi cabeza ya explotaba solo al verla.
Una vez cómodamente instalados en la cama, nuestros labios se encontraron en un beso apasionado que encendió la chispa del deseo. Nuestros cuerpos se entrelazaron en un juego de caricias que comenzó a explorar y a descubrir cada rincón muto. En ese íntimo instante, nos sumergimos en el deleite mutuo, entregándonos al placer que solo el uno al otro podía brindarnos.
Cuando nos encontrábamos en el cenit de nuestro éxtasis, fuimos abruptamente interrumpidos por La Palabra del Señor (gracias, YouTube). En ese instante, la necesidad de detenernos se hizo imperativa, y nuestras carcajadas se convirtieron en la banda sonora de un inesperado y cómico interludio en medio de nuestra pasión.
Después de ese breve impasse, me dispuse a brindarle mi total atención a la parte más íntima de su ser. Pasé varios minutos en los que me entregué a explorar y saborear esa delicada y apetitosa delicia, un manjar dulce y jugoso que se revelaba como un auténtico placer. En ese momento, sus gemidos hacían notar lo delicioso que es perderse entre sus piernas. Ella me instaba a adentrarme más profundamente en su ser con el dulce impulso de sus piernas.
El tiempo pasó volando, aunque jamás consultamos el reloj, la duración parecía haberse extendido más allá de lo previsto, y, sin embargo, la noción del tiempo se desvaneció en medio del éxtasis.
Tras alcanzar el clímax, nos arreglamos y nos retiramos juntos del lugar. Nuestras sonrisas eran brillantes. En resumen, Poly se erigía como la mejor recompensa que la suerte había depositado en mis manos. La necesidad de volver a sentir su presencia, de experimentar una vez más esa química, se hace imperativa. Una reunión juntos nuevamente, antes de que el mes llegue a su fin, se torna en un destino ineludible.
PD: Querida Poly, a ti te agradezco por ese maravilloso momento compartido que ha dejado un recuerdo imborrable. Suerte en tus proyectos.
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