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Resultados 1 al 7 de 7
  1. #1
    De vuelta Avatar de Dingo
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    Predeterminado Un poder oculto

    Supe que tenía este poder una tarde calurosa de verano, en un café. Vino a mi sorpresivamente, como una ráfaga de aire frio que me aliviase del pegajoso calor de una existencia que, hasta ese momento, me parecía mínima. Es dificil explicar en qué consistió mi epifanía. Fue una experiencia más allá de las palabras o las descripciones, algo para la cual ni toda la experiencia humana podria prepararme.

    Me encontraba solo, sorbiendo mi café, mientras ojeaba un diario financiero buscando datos para un negocio que tengo. Mis ojos se levantaron lentamente cuando sentí sus pasos. Digo sentí, porque eso fue lo que sucedió. No la escuché -cómo hacerlo en el bullerío de la tarde-, pues estaba concentrado en el periódico. Fue el momento en que mi poder se manifestó. No lo entendí de inmediato, pero si supe que algo sucedía, algo que debía llamar mi atención.

    Tendría alrededor de unos 23 años, y era bella como pocas mujeres. Su figura era espigada sin ser flaca; su cuerpo tenía el volumen y la distribución correcta de carne para calificarla de maravilla de la naturaleza. No era una mujer delgada en función de dietas ni apretada en función de ejercicios: era una mujer de hermosas curvas porque la naturaleza lo había determinado así. Era una mujer que podría haraganear y comer chatarra todo el dia y seguiría conservando un cuerpo que tantas adictas a las dietas y gimnasios son incapaces de igualar. Sus rasgos eran tan perfectos como sus curvas: su pelo negro y liso caía como una cascada radiante sobre sus hombros altivos; su rostro armónico, su nariz fina, sus ojos café penetrantes, todo el conjunto infundían un toque seductor al cual ningún hombre podria escapar. Ventía una apretada minifalda negra y una blusa blanca; llevaba en la mano un pequeño bolso y un libro.

    Se sentó en la mesa de al lado, pidió un café y yo me quedé observándola todo el rato mientras lo degustaba. Fue en ese momento en que fuí conciente de mi poder. Mientras la observaba me di cuenta de él, al principio con aprensión, como un juego, no creyendo realmente que fuera real. Ella me miraba cada cierto rato, miradas rápidas, disimuladas, una que otra sonrisa complice y coqueta. Cada vez que lo hacía mi poder, o mejor dicho, mi creencia en mi poder, se hacía más fuerte.

    La chica terminó su bebida, buscó la billetera en el bolso y mientras admiraba su rostro mi poder me habló, diciendome que esa era mi oportunidad. Yo nada debía hacer. El poder, el verdadero poder, no se trata de hacer cosas extraordinarias, sino de hacer cosas comunes en el momento adecuado. Encontrar ese momento, ese preciso momento, y hacer en él lo preciso: esa es la esencia de mi poder. Podía leer en el rostro la desesperación de la muchacha, mientras buscaba infructosamente la cartera. Una o dos veces me miró: su mirada era cada vez más perdida y asustada. Dejó el bolso a un lado, meditando la situación, segura de que nadie sabía qué le sucedia.

    Entonces nuestras vistas se encontraron una vez más, pero esta vez supe que hacer. Sonreí. Solo eso. No necesitaba más. Las defensas de la muchacha estaban destruidas. La desesperación de no tener dinero para pagar la cuenta, la idea de la humillación y la verguenza que esto suscitaba era suficiente. Esa sonrisa le devolvió las esperanzas, y la gente es capaz de todo por la esperanza. Me sonrió de vuelta, pero esta vez su sonrisa fue diferente. Yo olía la victoria.

    Lo pensó unos instantes antes de atreverse. Se levantó como quien se levanta para acomodar la silla, me miró varias veces, con su sonrisa nerviosa, y luego, haciendo de tripas corazón, se acercó y con voz ahogada me dijo:
    -Hola... disculpa que te moleste... me da mucha verguenza, pero la verdad... me encuentro en una situación incómoda… Se me quedó la billetera en la casa y, aunque vivo allá en la esquina, bueno, el mozo no me dejará ir a buscar el dinero... ¿usted me podría prestar y yo se lo devuelvo de inmediato?, lo dijo sin convencimiento, totalmente perdida en la verguenza y en la rabia contra si misma, pero yo volví a sonreir -y con eso le volví a entregar confianza-, y le dije:

    -Por supuesto, ningún problema. Se deshizo en agradecimientos y aunque los escuché sin chistar, le hice ver claramente que no necesitaba agradecerme. Llamé al mozo y pagué ambas cuentas. No era necesario hacer crecer su sufrimiento demorando trámites inocuos. Ella me insistía que vivía en la esquina, que me pagaría de inmediato, que todo esto era una situación embarazosa. La acompañé mientras me hablaba pero yo ya no la escuchaba. Ella repetía la letanía de la disculpa pero yo no estaba interesado en sus palabras, estaba interesado en ella.

    Cuando llegamos a la esquina me dijo que subiría al departamento para buscar el dinero. En ese instante me miró, y en ese momento desaté mi poder: le devolví la mirada con intensidad y en ese segundo pude sentir, como si fuera parte de mi, todos sus pensamientos, todas sus emociones. Pude ver con claridad que detrás de esa cara angelical y esa apariencia elegante se escondía una perra en celo furiosa por salir, y casi sin ningún esfuerzo logré que aflorara. Perdió, gracias a mi mirada, toda inhibición, toda verguenza: ahora era yo quien la controlaba. Sonrió de nuevo, esta vez con una sonrisa muy distinta, una sonrisa pícara y atrevida.

    -¿Y por qué no subes conmigo? -dijo-. Si quieres te puedo pagar con una mamada.

    Le devolví la sonrisa mientras le agarraba el culo en plena calle de lante de la gente y la acompañé hasta el ascensor. Le seguí tocando el culo mientras subiamos, mientras caminábamos por el pasillo, mientras con mano nerviosa y desesperada ella abria la puerta de su departamento, sin saber que es lo que estaba haciendo. Apenas me dejó entrar cuando cerró la puerta y acto seguido me empujó contra la pared, se hincó y me desabrochó el pantalon. Como una puta caliente se metió mi penca, ya dura, enhiesta y ansiosa, en la boca y comenzó a chupar como una experta. Me divertía observar como se metía el pico hasta lo más profundo de la garganta, como disfrutaba de esa breve sensación de asco y desesperación cuando la punta le tocaba las amigdalas. Babeaba mi pichula con su saliva y pasaba de las caricias delicadas -la lengua por el borde del glande- al chupeteo desesperado.

    -¿Te gusta, perra? -le dije

    -Si... me encanta.. -musitó

    La agarré del pelo y la levanté a la fuerza. De un manotón le arranqué la blusa y dejé expuestas sus tetas, enormes y sabrosas. Se las chupé, con fuerza, primero una, luega la otra, mordisqueando sus pezones oscuros y rígidos.

    No me di cuenta cuando se habia sacado la falda. Usaba unos calzones verdes diminutos, y su culo era redondo, carnoso y duro. La puse en cuatro en el sillon, le bajé los calzones y enterré mi cara entre sus nalgas. Pasé mi lengua por su culo una y otra vez, saborié su ano como si de una fruta se tratase: le abria las nalgas y disfrutaba del espectáculo de su culo redondo y apretado, y de su choro depilado, delicado y goteante. Mientras, ella gritaba y gemia, suplicaba que le enterrase el pico.

    -¡Soy una perra! -gritaba a todo pulmón-. ¡No puedo controlarme, soy una puta, necesito pico, entiérrame tu pico, entierrame esa pichula grandiosa en mi concha!

    ¿Quién era yo para no consentir a la dama? Le enterré la callampa en la zorra con tanta violencia que por un momentó pensé que hasta mis cocos habían entrado en ella. Mientras me la cojía, escuchaba sus gemidos y le agarraba las tetas, la cintura, el culo, sintiendo bajo mis dedos como surgía el sudor de su cuerpo arrebatado por la calentura.

    Al rato de cabalgarla me levanté nuevamente: observé mi verga, completamente humeda y goteante de sus jugos. Ella no me dió mucho tiempo, eso si. Rápidamente se sentó y volvió a tragarse mi sable de carne con tanta fuerza y desesperación que por un segundo llegué a temer que me lo arrancara de un mordisco. Se tiró de espaldas en el sillón y abrió las piernas, dejando su tajo jugoso latiendo de lujuria frente a mi, como una boca anhelante y desesperada.

    Me agaché y le lamí la zorra. Le escupía en el clitoris y se lo lamía con fuerza. Ella gemia y con sus pies me acariciaba la espalda cada vez que pasaba mi lengua por su vulva. Luego le metí el pico nuevamente mientras apoyaba sus piernas en mis hombros. La perra no podía más de caliente. Su concha estaba tan tibia y húmeda que sus jugos rebalsaban por sus cachetes. La seguí taladrando largo rato, hasta cuando mi cuerpo, completamente sudado y cansado, no pudo más. Me levanté y me paré en medio de la sala. Vi mi cuerpo desnudo y sudorosa reflejado en el cristal de la ventana: mi verga dura como un fierro brotaba de mi como una rama maciza de un tronco.

    La mina se levantó. Miré su cuerpo desnudo y fabuloso y sonrí ante le hecho de habermela follado. Se hincó nuevamente para chuparme otra vez el pico. Esta vez ya se notaba el cansancio y la fatiga de su cuerpo. La tomé con fuerza de sus cabellos con la mano izquierda y con la derecha comencé a pajearme. Ella habría la boca y decía:

    -Dame la leche, damela toda, mientras con su juguetona lengua acariciaba mis bolas y la punta de mi chuto.

    Un largo y espeso chorro de semen fluyó a gran presión de mi miembro y cayó en su boca, labios, pelo y embardurnó su cara elegante y hermosa. Y Asi la dejé, tirada en el piso, con la cara y las tetas llenas de mi leche, incapaz de moverse y empezando a recobrar sus cinco sentidos.

    Había descubierto un poder oculto, el de liberar a su puta interior. Me vestí y me fuí sin siquiera despedirme.


  2. #2
    Supremo Avatar de Tekila
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    Predeterminado

    Buen relato!!!!... pero me queda la duda de si le pagó lo prestado

    Salud...os
    Hola! Yo soy el Teki.... Rubias, Morenas, Pelirrojas.... a todas doy mi amor


    "Always on my mind"

    ЂΞ گ¢ΘяÞîΘήگ


    Te quieres publicar??? escribe a tekila@lalogia.cl .... te esperamos

  3. #3
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    Tremendo relato don Dingo, ni le cuento como quede.. Yo le creo la historia, seria increible tener a esta chica como under , en una de esas se anima...

  4. #4
    De vuelta Avatar de Dingo
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    Cita Iniciado por Logianov Ver mensaje
    Tremendo relato don Dingo, ni le cuento como quede.. Yo le creo la historia, seria increible tener a esta chica como under , en una de esas se anima...
    Recuerde que es solo una fantasía socio, un relato...

  5. #5
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    que buen relato!!! Ojalá postee mas!

  6. #6
    Lado B Avatar de Jack_Daniels
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    choooooooooooooooooo....
    la volaita compadre.
    Jamas debes cagar en el lugar que comes.
    [vida: despertar, dormir, comer, cagar, trabajar, descansar, respirar, morir.]

  7. #7
    Lado B Avatar de Jack_Daniels
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    choooooooooooooooooo....
    la volaita compadre.
    Jamas debes cagar en el lugar que comes.
    [vida: despertar, dormir, comer, cagar, trabajar, descansar, respirar, morir.]

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