CHONDO
11-28-12, 10:55
Nunca he sido devoto de la Rueda de los Animales, ni de espiritualidad tradicional alguna. Sin embargo, hago pública mi simpatía por los politeísmos y paganismos, razón por la cual, cuándo deseo dar alguna explicación no racional pero amena a las cosas, recurro a la astrología.
Nunca pude olvidar algo que leí de Aries: es intenso y perseverante… Pero dependiendo del día de nacimiento, esto se puede manifestar en la sexualidad o en lo laboral. Y hasta ahora es la única explicación que encuentro para el hecho de que gran parte del tiempo ande cachondo.
Aunque no lo crean, estos son los pensamientos que me inundan durante las caminatas para llegar a los antritos. Particularmente, el que acabo de mencionar marcó mi reciente desfile por santiago centro, cuándo dirigía mis pasos a la galería “Coshina Premium”. Pero, tal como un tenista que pierde el punto por dudar un golpe en el último segundo, decidí cambiar la recta final y “caí derechito” en los brazos (más bien en las piernas), de Pelam o algo así.
Local Fantasía
GPS: Galería Bandera
Local: Huele y sabe rancio, pero con rescatable interés por no “verse feo”.
Música: Salsoteca style
Perversas: 4
Precios: $1.000 yo… Ellas parten de los $2.000.
Notas:
Atención: 5,0
Chicas: 4,5
Brebajes: 3,0
Las ineludibles miradas de los caminantes, el más bien psicosomático juicio público, el que dirán; eran cosas que creía superadas… Pero después de un autoimpuesto ciclo de abstinencia, estos fantasmas propios del cafetero pueril volvieron por pocos instantes, pero volvieron.
De haber sabido que el solo hecho de asomar mi nariz en los tres metros cuadrados de eterna sombra involucraba resistir la avalancha de mujeres en distintos calibres, aromas baratos, sonidos guturales y manoseos anónimos; no lo hubiese hecho… No era la forma ideal de recomenzar. Pero, como otrora adversario de Dios y tentador de pecados, ya no había marcha atrás. Aquella vieja serpiente nuevamente agitaba su cola, sacaba y entraba su lengua, en un ritmo hipnótico… Encarnación viva de los textos de Oxirrinco.
El escaso oxígeno es denso y húmedo… Todo vuelve a la calma una vez que eliges a tu compañera y al mismo tiempo contrincante. Las demás retornan lacónicamente a sus rincones, perdiéndose en la oscuridad, elucubrando su próximo plan de conquista… No sin antes mirar de reojo por última vez, por si has decidido cambiar de opinión con la visión ya adaptada al nuevo ambiente, ojos ofendidos por la innecesaria presencia de sus conos, ante la carencia cromática del local… Entrar al sucucho es como nacer a la inversa.
La chica semi-escogida me semi-guía a un semi-rincón, en una semi-silla, al frente de una semi-barra… Y me dice su nombre en un semi-español, se llama semi-Pelam. Es Dominicana, de cara muy linda y exótica, con rasgos polinesios y un pigmento que solo los caprichos de la genética natural puede regalar. Destaca la aparente emanación de luz de sus ojos, y sus labios pequeños y gorditos, como alguna versión exótica y poco exitosa de Barbie… Solo que esta es de carne y hueso y viene “en pelotitas”, y no en una cajita rosada.
Por eso me gusta el politeísmo a la antigua: Puedo denominar cómodamente a mi acompañante-pago como “Demonia”, sin connotarla de maleficio alguno… Más bien para destacar su liberada espiritualidad sexual. No es que sea alta, sino que sus piernas parecen no tener fin conocido y rematan en un tamborcito suave y terso (pero no grande), temí no tener el tiempo suficiente para recorrerla por completo. Sus senos son medianos y durísimos, a modo natural.
El punto bajo de mi demonia, es la forma de su vientre… Desgraciadamente, este factor hace imperceptible su cintura, y es imposible no evocar una imagen mental de Coné.
Su atención es literalmente una danza exótica a la divinidad de turno. Es tal el fervor de su danza, que me imaginé yo mismo esculpido en madera, recibiendo la adoración de la que me será entregada en ofrenda. Es tal su energía, que es inevitable la sensación de ver a todos y todo lo demás danzando, como si se tratasen de extensiones del cuerpo de semi-Pelam.
Luego de un buen rato de gratuidad, me pregunta si la puedo invitar… Desgraciadamente es caro, además que con lo ya recibido estoy más que satisfecho. Igualmente acepto proveerle un consumo de $4.000, que finalmente se tradujeron en un tiempo más que aceptable de pura buena atención. A lo lejos, mi serpiente imaginaria me cierra un ojo y se esfuma, en signo de que una vez más, el vicio me fue irresistible.
De semi-Pelam brota sensualidad, y una suerte de realidad onírica emerge de sus poros. Sus ojos son capaces de hacerte una radiografía sexual, es decir, la chica “lee muy bien” el cuerpo del cliente, y a pesar de que el frenesí de su baile pueda leerse en mi reporte como algo desagradable para algunos (de hecho, regularmente me gusta suave), en ella cobra el valor de frenesí sexual que maneja a la perfección para que el resultado final sea un chondito de metro y medio.
A estas alturas, se preguntarán porqué relacioné la experiencia (que fue buena), como un punto perdido de tenis… Bueno, encontré caro el antro, y las minas bien regulares, pero de muy buena atención… Malo el bebestible, la atmosfera enrarecida con humedades de todo tipo…
De hecho, volvería por ver a semi-Pelam danzar y a reencontrarme con mi serpiente imaginaria. Pero, sin embargo, el paso por paso que ofrece el local, la manera en que aquella realidad pecaminosa se va mostrando, ese “touch and go” sin límite aparente... Es perder un punto de tenis, pero perderlo contra Federer. Pues en realidad, no es un local que estafe con lo cobrado, sino que más bien se escapa de la media a la que estamos acostumbrados.
Nunca pude olvidar algo que leí de Aries: es intenso y perseverante… Pero dependiendo del día de nacimiento, esto se puede manifestar en la sexualidad o en lo laboral. Y hasta ahora es la única explicación que encuentro para el hecho de que gran parte del tiempo ande cachondo.
Aunque no lo crean, estos son los pensamientos que me inundan durante las caminatas para llegar a los antritos. Particularmente, el que acabo de mencionar marcó mi reciente desfile por santiago centro, cuándo dirigía mis pasos a la galería “Coshina Premium”. Pero, tal como un tenista que pierde el punto por dudar un golpe en el último segundo, decidí cambiar la recta final y “caí derechito” en los brazos (más bien en las piernas), de Pelam o algo así.
Local Fantasía
GPS: Galería Bandera
Local: Huele y sabe rancio, pero con rescatable interés por no “verse feo”.
Música: Salsoteca style
Perversas: 4
Precios: $1.000 yo… Ellas parten de los $2.000.
Notas:
Atención: 5,0
Chicas: 4,5
Brebajes: 3,0
Las ineludibles miradas de los caminantes, el más bien psicosomático juicio público, el que dirán; eran cosas que creía superadas… Pero después de un autoimpuesto ciclo de abstinencia, estos fantasmas propios del cafetero pueril volvieron por pocos instantes, pero volvieron.
De haber sabido que el solo hecho de asomar mi nariz en los tres metros cuadrados de eterna sombra involucraba resistir la avalancha de mujeres en distintos calibres, aromas baratos, sonidos guturales y manoseos anónimos; no lo hubiese hecho… No era la forma ideal de recomenzar. Pero, como otrora adversario de Dios y tentador de pecados, ya no había marcha atrás. Aquella vieja serpiente nuevamente agitaba su cola, sacaba y entraba su lengua, en un ritmo hipnótico… Encarnación viva de los textos de Oxirrinco.
El escaso oxígeno es denso y húmedo… Todo vuelve a la calma una vez que eliges a tu compañera y al mismo tiempo contrincante. Las demás retornan lacónicamente a sus rincones, perdiéndose en la oscuridad, elucubrando su próximo plan de conquista… No sin antes mirar de reojo por última vez, por si has decidido cambiar de opinión con la visión ya adaptada al nuevo ambiente, ojos ofendidos por la innecesaria presencia de sus conos, ante la carencia cromática del local… Entrar al sucucho es como nacer a la inversa.
La chica semi-escogida me semi-guía a un semi-rincón, en una semi-silla, al frente de una semi-barra… Y me dice su nombre en un semi-español, se llama semi-Pelam. Es Dominicana, de cara muy linda y exótica, con rasgos polinesios y un pigmento que solo los caprichos de la genética natural puede regalar. Destaca la aparente emanación de luz de sus ojos, y sus labios pequeños y gorditos, como alguna versión exótica y poco exitosa de Barbie… Solo que esta es de carne y hueso y viene “en pelotitas”, y no en una cajita rosada.
Por eso me gusta el politeísmo a la antigua: Puedo denominar cómodamente a mi acompañante-pago como “Demonia”, sin connotarla de maleficio alguno… Más bien para destacar su liberada espiritualidad sexual. No es que sea alta, sino que sus piernas parecen no tener fin conocido y rematan en un tamborcito suave y terso (pero no grande), temí no tener el tiempo suficiente para recorrerla por completo. Sus senos son medianos y durísimos, a modo natural.
El punto bajo de mi demonia, es la forma de su vientre… Desgraciadamente, este factor hace imperceptible su cintura, y es imposible no evocar una imagen mental de Coné.
Su atención es literalmente una danza exótica a la divinidad de turno. Es tal el fervor de su danza, que me imaginé yo mismo esculpido en madera, recibiendo la adoración de la que me será entregada en ofrenda. Es tal su energía, que es inevitable la sensación de ver a todos y todo lo demás danzando, como si se tratasen de extensiones del cuerpo de semi-Pelam.
Luego de un buen rato de gratuidad, me pregunta si la puedo invitar… Desgraciadamente es caro, además que con lo ya recibido estoy más que satisfecho. Igualmente acepto proveerle un consumo de $4.000, que finalmente se tradujeron en un tiempo más que aceptable de pura buena atención. A lo lejos, mi serpiente imaginaria me cierra un ojo y se esfuma, en signo de que una vez más, el vicio me fue irresistible.
De semi-Pelam brota sensualidad, y una suerte de realidad onírica emerge de sus poros. Sus ojos son capaces de hacerte una radiografía sexual, es decir, la chica “lee muy bien” el cuerpo del cliente, y a pesar de que el frenesí de su baile pueda leerse en mi reporte como algo desagradable para algunos (de hecho, regularmente me gusta suave), en ella cobra el valor de frenesí sexual que maneja a la perfección para que el resultado final sea un chondito de metro y medio.
A estas alturas, se preguntarán porqué relacioné la experiencia (que fue buena), como un punto perdido de tenis… Bueno, encontré caro el antro, y las minas bien regulares, pero de muy buena atención… Malo el bebestible, la atmosfera enrarecida con humedades de todo tipo…
De hecho, volvería por ver a semi-Pelam danzar y a reencontrarme con mi serpiente imaginaria. Pero, sin embargo, el paso por paso que ofrece el local, la manera en que aquella realidad pecaminosa se va mostrando, ese “touch and go” sin límite aparente... Es perder un punto de tenis, pero perderlo contra Federer. Pues en realidad, no es un local que estafe con lo cobrado, sino que más bien se escapa de la media a la que estamos acostumbrados.